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En la escondida ciudad de Petra, Jordania, se halla una atrapante reliquia llamada “Tesoro de Petra”, la primera construcción de importante conocimiento con la que se encuentran los turistas al emerger del Siq, el desfiladero de 1,5 km que se deben recorrer para concluír en la maravillosa y encubierta ciudad de Petra.

El tesoro, de 40 metros de altura por 28 metros de anchura, fue construido por el rey nabateo Aretas III en el Siglo I a.C. Su diseño, único en Petra, fue cimentado en la misma roca del lugar por constructores helanísticos de Cercano Oriente, combinando su propio estilo con el diseño del nabateo.

El origen de su nombre, se debe a que las creencias populares de los beduinos especulaban con que los piratas habían escondido allí un importante y misterioso tesoro faraónico en el tholos, una cúpula con forma de urna gigante que se halla en la glorieta central del segundo piso. De hecho, los disparos realizados en la época por los habitantes beudinos contra la urna, aun pueden apreciarse a simple vista y desde abajo.

Sin embargo, otra historia o leyenda cuenta que fueron los otomanos quienes se atrevieron a disparar contra la urna al creer que los beduinos habían ocultado en ella el fruto de los saqueos.

Siglos atrás, se encontraba allí un riachuelo que recorría el Siq y desembocaba en la plaza que hay frente al tesoro, pero que fue desviado en el Siglo XIX con el fin de facilitar la llegada de los excursionistas.

Las maravillas del Tesoro de Petra, no encuentran su final, puesto que en el año 2003, se descubrió un piso inferior delante del Tesoro, con aproximadamente 6 metros de profundidad, que posiblemente podría formar parte de la Petra sumergida por los sedimentos que aun restan por excavar. Se presume que se encuentran allí innumerables tumbas.

Imagen: Arqhys

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