A pesar de estar en el centro de Medio Oriente, con toda la inestabilidad que caracteriza esta zona, cuando el turista llega a Jordania se olvida de esto y siete instantáneamente la tranquilidad. Una realidad totalmente nueva para el que llega es la que lo acoge con ruinas de árabes, romanos o nabateos y toda su historia en el desierto.
El primer lugar a ir cuando se llega a este país es su capital, Ammán, donde la mala planificación urbana de la ciudad y su desordenado tráfico, nada tiene que ver con la hospitalidad con la que se recibe al que llega. A unos 25 km. del aeropuerto Reina Alia se encuentra el centro de la ciudad que con más de 5000 años de antigüedad, recién por 1950 comenzó a desarrollarse fuertemente y con la llegada de miles de palestinos que escapaban de los conflictos con Israel.
En el centro de Ammán predominan las antiguas ruinas romanas, un faro, la llamada ciudadela, los hoteles más accesibles para el bolsillo, las casas de cambio y el mayor foco turístico de la ciudad.
A donde no se puede faltar cuando se llega a la capital jordana es el Teatro Romano que esta reconstruido pero la fecha de su fundación data del siglo II d.C. y tiene una capacidad para más de 6000 personas. Fue construido sobre un antiguo cementerio y en el mismo predio se encuentran el Museo de trajes tradicionales y joyas y el Museo del Folclore.
Imagen: Descubre Jordania