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La decisión de garantizar asilo al primer ministro sirio supone un riesgo para Jordania, que había intentado mantener una posición neutral durante los 17 meses de conflicto en el país vecino.

Al huir al territorio de la vecina Jordania esta semana, el primer ministro sirio, Riad Hijab, podría haber cortado definitivamente los ya frágiles vínculos entre Damasco y Ammán, apuntan los analistas.

La decisión de garantizar asilo a Hijab supone un riesgo para Jordania, que había intentado mantener una posición lo más neutral posible durante los 17 meses de conflicto en el país vecino, pese a que países como Arabia Saudí, Qatar o Turquía ya se han posicionado claramente a favor de los rebeldes sirios.

Jordania afronta ahora una incierta situación política y económica interna, así como las consecuencias de la crisis humanitaria desatada en Siria, de donde ya han llegado más de 150.000 refugiados.

“La deserción de Hijab supuso la unión oficial de Jordania al eje Arabia Saudí-Qatar-Turquía”, asegura Oraib Rantawi, presidente del Centro Al Quds de Estudios Políticos basado en Ammán. “Fue más que aceptar simplemente a un refugiado político, se convirtió casi en una declaración de guerra”.

“Jordania ha sido precavida a la hora de apoyar una solución política a la crisis siria para no ser vista al frente de los esfuerzos para presionar al régimen” de Bashar al Assad, analiza Marwan Musaher, ex ministro de Exteriores jordano. “Pero ahora, parece que se ha dado cuenta de que podría no haber una solución política”.

Vía: El Litoral
Imagen: Cambio Político

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