Uno de los atractivos más significativos que el turista puede encontrar en el Oriente Próximo, es el excéntrico y antiquísimo Castillo de Ajloun, Qal’at Ar-Rabad, el cual fue construido por uno de los generales de Saladino en el año 1184 d.C. con la intención de controlar las minas de hierro de la zona de Ajloun y así, disuadir a los francos de invadirla.
Es un sitio altamente recomendable para visitar. Porque más allá de su inmensidad arquitectónica, posee una importante riqueza histórica que invitan a los aficionados de la historia a indagar más acerca del pasado de un sitio maravilloso.
De esta manera, cabe destacar que el Castillo de Ajloun en la antigüedad dominaba las tres rutas principales que llevaban al valle del Jordán y además protegía las rutas comerciales entre Jordania y Siria, razón por la cual se convirtió en un punto defensivo estratégico en la época de los cruzados, quienes se encargaron de luchar sin éxito alguno durante varias décadas para tomar el castillo y la ciudad colindante.
Originalmente, el castillo poseía cuatro torres, ventanillas en las gruesas paredes y además se encontraba rodeado por un foso que medía alrededor de 16 metros de ancho y aproximadamente 15 metros de profundidad.
En el año 1215 d.C., el castillo fue ampliado, agregando una nueva torre en la esquina sureste, además de un puente en el que aún se pueden ver los relieves de figuras de palomas. Mientras que en el siglo XIII, el castillo se le fue concedido a Salah al-Din Yousef Ibn Ayoub, gobernante de Aleppo y Damasco, quien se encargó de restaurar la torre noroeste. Aunque los trabajos fueron interrumpidos en el año 1260 d.C. cuando los invasores mongoles destruyeron el castillo, el sultán Baybars lo reconquistó y se encargó de reconstruir la fortaleza.
Vía: Visit Jordan
Imagen: Icu Viajes