A poco más de una hora en auto de Petra, el desierto de Wadi Rum es una de las maravillas turísticas de Jordania. Para internarse en la arena es indispensable montarse a vehículos 4×4 o camellos, siempre con guía. La infinita dimensión del paisaje desértico –área protegida de 720 km2–, con rocas erigidas a centenares de metros (ideales para montañismo y trekking), hace imposible tomar algún punto de referencia.
Más al sur, en la frontera con Eilat, Israel, está Aqaba , una ciudad moderna que contrasta con las ruinas y el desierto. Aquí se ofrecen excursiones marítimas en el Mar Rojo y la posibilidad de practicar snorkel en un arrecife de coral. Una jornada de paseo en barco por esas aguas, que tiene nueve meses de temperaturas confortables, templa el ánimo de cualquier visitante. La zona fue escenario del conflicto armado israelí-árabe en la Guerra de los Seis días de 1967, que le otorga a la visita a Aqaba un particular acercamiento histórico. Justamente en la frontera jordana-israelí se está construyendo un mega resort, que se suma a una larga lista de hoteles con salida a las playas del Mar Rojo.
Desde Aqaba hacia el norte, a cuatro horas en auto por el “Camino de los Reyes” o la Ruta del Desierto, otro de los puntos de referencia es el Mar Muerto, donde desemboca el río Jordan, territorio de los profetas de la Biblia. El Mar Muerto es la zona de mayor depresión del mundo, a más de 400 metros por debajo del nivel del mar. Sobre su ribera, varias cadenas hoteleras instalaron resorts aprovechando las condiciones curativas de las aguas que permiten flotar por acción de la sal, y desde donde se pueden ver las colinas de Jerusalén.
La cosmopolita Amman, su capital, y la antigua ciudad de Jerash –con su ciudadela romana y el arco del emperador Adriano–, completan el abanico de opciones turísticas de Jordania, un destino que vale la pena frecuentar en la ruta de Medio Oriente.
Vía: Clarin
Imagen: Descubre Jordania